La idealización del Estado-nación dentro del Derecho ha buscado instauran un monismo jurídico que ni los grupos indígenas, ni los étnicos y mucho menos los grupos criminales con determinado control territorial, han dejado convertirse en una realidad sustancial.
Pero más allá de la situación de facto que se hace manifiesta en las favelas brasileñas (Rio de Janeiro) y las comunas colombianas (Medellín) cabe preguntarnos ¿el como y el por que los grupos al margen de la ley son lo que están imponiendo la ley en estos territorios? donde al parecer el tan enaltecido Estado-nación y el Derecho implantado desde el mismo, no tienen cabida.
Sin duda una de las grandes falencias del Estado y una de las principales causas del pluralismo jurídico en estos dos espacios predeterminados, esta dada especialmente por la incapacidad coercitiva de la fuerza publica y por la inminente ausencia de las instituciones estatales, que le han dado cabida a grupos armados con fácil dominio del territorio, que han logrado su propia ley y aislarse por completo de las leyes que rigen el ámbito nacional.
El aspecto sociológico de dichas comunas se acentúa cuando se contrasta con las normas evidentemente débiles de los sistemas jurídicos colombiano y brasileño, no tanto por su contenido como por la falta de poder coercitivo del Estado.
El avanzado descuido del Estado en el cubrimiento de servicios públicos esenciales y presencia policiva, en las diferentes zonas de los países, que crecían desmesuradamente por el desplazamiento ocasionado por grupos guerrilleros y paramilitares en Colombia y el narcotráfico en Colombia y en Brasil factores que auspiciaron la formación de pequeños reductos donde imperaba la ley impuesta por el mas fuerte (disputa entre guerrilleros, paramilitares, delincuencia común, narcotráfico y estado), genero el desarrollo de una ley paralela a la constitución y a la ley penal misma, se castigan hechos como delitos que ni siquiera el código penal contempla, tales como la ley del silencio. Tienen además como característica especial que no contemplan el debido proceso y donde la pena de muerte tan desprestigiada en el Derecho actual colombiano es cosa de todos los días incluso por actos menores.
Tema acentuado por el poder del dinero corruptor del narcotráfico, ese narcotráfico que ha invadido las mentes criminales de los marginados y que se ha arraigado a la cultura permisiva y sin escrúpulos de estas poblaciones, donde no existe el respeto sino el miedo, donde las buenas costumbres las cambiamos por inmoralidad y los actores ilegales son vistos como héroes redentores.
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